Descargas


He estado pensando seriamente en la posibilidad de añadir una sección en la que incluir sitios donde se pueden descargar libros gratuitamente. ¿Por qué?

  • ¿Por qué sí? Sencillo. Resulta que, en mi opinión, avanzamos hacia una sociedad ignorante, y no por carecer de oportunidades, precisamente. Estamos hartos del mismo discurso sobre el derecho a la educación y al acceso a la cultura, etc. Pero ¿qué nos encontramos? Libros que, el que más o el que menos, cuestan entre 24 y 28 euros. Sí, es cierto, en algunos casos, por ejemplo hablando de literatura juvenil (¡cómo no!), se trata de libros de tapa blanda y llenos de faltas de ortografía (eso es otro vergonzoso tema del que sí que me gustaría hablar algún día), que vale, cuestan 18 euros (no nos engañemos, siguen siendo tres mil de las antiguas pesetas). Por no hablar de los ebook, por los que en algunos casos hay que pagar ocho euros, mientras que la edición de bolsillo en papel cuesta nueve. Nos toman por idiotas, y no lo somos. Si tuviera el dinero para comprar todos los libros que salen nuevos, los que me gustaría leer y que soy capaz de leer cada mes, tendría también el dinero para montar mi propia editorial y una librería. ESO es lo triste. No hay tal libre acceso a la cultura, está supeditado a la capacidad adquisitiva de cada quién y, por ello, por el derecho a la cultura, abogo por el sí.

  • ¿Por qué no? Bueno, al fin y al cabo podemos llamarlo robo. Es cierto, a nadie le gusta que su trabajo no vuelva con una recompensa bajo el brazo, pero no será tanta la preocupación por parte de autores y editoriales si los precios, no sólo continúan al mismo nivel, sino que aumentan más y más. Probablemente en este país resulte difícil hablar con libertad, sin correr el riesgo de ser juzgado y de que te coloquen el sambenito pero, como leí en un gran libro (que por cierto, pagué), “necesitan ordenar sus prioridades”.

Soy la primera que en cuanto consigue ahorrar unos dinerillos se va corriendo a su librería favorita y vuelve a casa con tres o cuatro libros bajo el brazo, pero sé que si autores y editoriales tuvieran sólo un poquito más de cabeza, los libros no serían objeto de piratería.

De momento, se queda como está. La sección permanecerá vacía hasta que alguien me pida un libro, o hasta que los culpables de que yo esté escribiendo este artículo se vuelvan locos de remate y suban aún más los precios. 

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